Mis motivos
De una u otra forma desde hace un par de meses, por salud mental y disponibilidad de tiempo he intentado reducir mi participación en redes sociales, tal vez un poco hastiado de su toxicidad en ciertas zonas: Me refiero entre ello a la saturación de publicidad; a la imprudencia de algunos mensajes y de muchas personas; a la forma que emplean quienes intentan generar polémica con ciertos comunicados violentos; a la forma ininteligible e ilegible de muchos al expresarse; en gran medida a una falsedad corrosiva de la información que se proporciona; a la pérdida de tiempo que lleva administrar y separar los mensajes personales de los impersonales y los importantes de los no importantes; y en mucho a la patológica necesidad que tiene una gran cantidad de comunidades especializadas de personas para enfrascarse en discusiones que no llevan a nada pero que les permiten hacer una catarsis de odio y desprecio para insultar y atacar a sus interlocutores por el solo hecho de emitir opiniones contrarias a la corriente, y entre estas comunidades se encuentra desde luego esa de los que se autodenominan «animalistas» o «protectores de animales» por su empatía con los seres naturales pero, más que nada, porque dicha categorización resalta el desprecio a sus semejantes. Miles de poersonas aman a los animales pero no se soportan entre ellas, aunque los otros también digan amar a los animales. En fin. Me da ya mucha hueva leer necedades. En pocas palabras: mucha información basura, poca información relevante. Mucho protagonismo y poca actuación. Muchas caras bonitas y pocas caras amables. Muchos contactos que replican publicaciones y pocos amigos que se toman el tiempo para escribir ideas propias y saludos sinceros.
Por eso, al abrir mi face por primera vez en dos meses y encontrarme decenas de etiquetas y lamentosos comentarios para Dora Anaya, por Dora Anaya y a favor de Dora Anaya, en lugar de encontrarme saludos de mis amigos, ya no me late. No cabe duda que esto de las redes es un gran teatro. Y no quiero ser etiquetado ni consultado más con su causa (con la causa de Dora). Pero, en atención a ustedes, les explico el por qué:
La señora en lo personal me parece mucho ruido y pocas nueces. Y a las pruebas me remito. Y cada quien, recuerdo, habla según le fue en la feria. Y en mi feria con ella decidí bajarme de su carrusel.
Si quieren saber su historia, o por lo menos como los suyos la cuentan, lean la petición que aguien subió a change.org, , si no, no importa. (https://www.change.org/p/miguel-angel-osorio-chong-apoyo-para-rescatar-151-perros-que-%C3%A9l-gobierno-de-morelos-mantiene-ilegalmente-retenidos?recruiter=1318743&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=share_petition)
Le devolvieron a los perros y los retiraron nuevamente porque no cumplió los acuerdos, según tengo entendido por fuentes cercanas a ella. Pudiendo distribuirlos (por protección de los mismos perros) en diferentes lugares, casas o albergues (le hicieron el ofrecimiento) prefirió retenerlos y volvió a suceder lo mismo, se los quitaron. Y tengo entendido que por ahí está también el tema de las cuestiones sanitarias. Cuando la contacté en persona (en Diciembre 2016) para ofrecerle ayuda, entrevistas en medios, asesoría en su comunicación, contactos legales e intermediación con el gobierno para la recuperación de sus canes, se comprometió a estar en contacto conmigo y hacer lo correcto de la manera correcta. Después, asesorada por algún inepto para generar expectativa y especulaciones sobre su estado de salud y poder culpar a Graco y al sistema de su depresión y “minada salud”, se desapareció del mapa sin aparecer en redes sociales por dos semanas o más y sin tener la atención de devolverme las llamadas o avisarme dónde estaba. Desde luego dejó colgadas a muchas personas que la apoyaban e intentaban ayudarla de diferentes formas (entre ellas tu servidor). Desdeñó las negociaciones con el municipio que ya otros habían arrancado e incumplió la cita o citas que tenía. Se olvidó de sus canes. No los volvió a ver en ese tiempo. No luchó por ellos en el terreno físico. También se desapareció de redes sociales y corrió o dejó correr el rumor de que estaba hospitalizada. Pero nunca explicó ni a propios ni a desconocidos dónde, ni cuánto tiempo, ni por qué causa. Seguro los más cercanos conocían la verdad, pero no la decían. Y cuando por fin reapareció, ni siquiera intentó dar explicación alguna en redes sociales ni tampoco explicó nada a su servidor. Y pese a los muchos mensajes que dejé en su casa, nunca tuvo la atención de responderme una sola llamada, ni siquiera de reportarse cuando se “reestableció su salud”. Escuché muchos pretextos y muchas mentiras de su gente, que decía no saber nada de su paradero. Pero nunca creí nada.
Les menciono también que antes de ello y de conocer siquiera a Dora por teléfono, escribí dos cartas dirigidas una a la nefasta Georgina Gutierrez, entonces servil Procuradora de Medio Ambiente de Morelos, (enfocándome en la irresponsabilidad del operativo de decomiso y en sus mentiras publicadas en redes sociales) y otra a Graco Ramírez quien como Gobernador de Morelos era señalado como responsable de una injusticia y de maltrato de animales, según afirmó siempre Dora y sus allegados, acusación sostenida hasta hoy. Ambas cartas escritas de manera fuerte, sin pelos en la lengua, directas, en apoyo a Dora, firmadas por mí y publicadas en varios medios… CON MI NOMBRE Y FIRMA COMO AUTOR. Sin embargo después comprobé que parte de la información que proporcionó Dora fue insuficiente, falsa y/o muy exagerada, y nunca mencionó los antecedentes que había tenido de quejas, avisos o notificaciones oficiales.
Quien siguió su caso de manera asertiva fue, como siempre sucede en las redes sociales, la minoría de las personas. La mayoría en realidad se va por el chisme, los encabezados, el rumor y la corriente. Así enfocan su atención en Dora, cuando las verdaderas víctimas son los perros de Dora, pues son ellos los que sufren las consecuencias al nacer y vivir en un poblado, un municipio, un estado y un país que carece de leyes de protección para los animales, y en donde cuando las hay, los funcionarios se las pasan por los huevos o los ovarios, como la nefasta y titeresca Georgina Gutierrez y otros personajes serviles, represores, influyentes, autoritarios y probablemente corruptos, sí, también; pero los perros también sufren las consecuencias de tener un tutor que confunde “protección” con “responsabilidad personal, social y ambiental”, y que piensa que para tener perros y amarlos solo hay que darles de comer y meterlos a la casa, sin tener la previsión de obedecer las normas de sanidad y tenencia responsable, y pasando por alto que que al incumplir esas normas sociales y sanitarias se los pueden decomisar con la mano en la cintura, mayormente tratándose de personajes y gobiernos como los mencionados, cuyos alcances superan por mucho el ruido intermitente que se hace en redes sociales por quienes piensan que basta una firma para cambiar las cosas y la corrupción.
Firmar tal vez ayuda a la difusión. Pero ofrecerse a ver a los perrros, visitarlos, adoptar alguno, darles atención médica veterinaria, llevarles alimento, asesorar legalmente al tutor, estar presentes y obligar al municipio, al gobierno y a los funcionarios a cumplir la ley y tratar bien a los animales en un buen lugar de resguardo, ESO SÍ QUE AYUDA. Como también ayuda ayudar, orientar y obligar al tutor a cumplir las normas que se le exigen para la devolución y tenencia de sus canes. Y aquí ¿Cuántos se ofrecerán para ello? Yo creo que hay suficietes. Entonces…¿por qué no se ha avanzado en este tema con Dora? Parece que este da vueltas y se persigue su propia cola en un circulo vicioso.
Quienes hablan hoy a favor de Dora, ni siquiera se han percatado de las contradicciones porque no leen nada ni se informan de nada. Solo replican lo que otros publican. Y la verdad, me da hueva perder el tiempo leyendo lo que ya leí pero que nadie parece leer con detenimiento.
Yo no pienso así, y por eso cuando me interesa algo me involucro de manera personal o mejor ni me meto si no puedo hacer nada. Por eso contacté personalmente a Dora y por eso me involucré. Pero también por eso me decepcioné de ella.
Al preguntarle si había tenido denuncias previas o antecedentes de descontento social lo negó, cosa que era falsa, pues ya habían tenido avisos y no actuó para prevenir lo que después pasó ni lo que ahora sucede. Se de buena fuente que ante las quejas de varios vecinos por el ruido y los olores, su propio marido hizo un acuerdo con el municipio tiempo atrás para sacar algunos perros de la propiedad, cosa que jamás se cumplió.
Cuando le quitaron a los perros en Diciembre 2016 tardó muchos días en ir a visitarlos, a verlos, aún y cuando ella misma me dijo que ya sabía dónde se encontraban desde el tercer día (según dijo)… ¿qué tutor actúa así cuando le arrebatan a sus animales?- me pregunté. Y no obstante el secuestro o decomiso de sus perros, en su página de Facebook aparecía sonriente invitando a eventos caninos festivos locales en la plaza de Tepoztlán, justo cuando sus perros eran «prisioneros de Graco» como se mencionaba en las diferentes publicaciones y en su propia página de facebook.
Así pues, su body languaje no me convencía, no la veía ni la notaba llorando por sus perros, no veía lágrimas en su rostro. No me conmovía. No se la veía tan triste, más bien ecuánime y hasta contenta en una entrevista que le hicieron en su casa. Esa imagen daba. A mí me la daba. Por ello, cuando la contacté le puse por condición para ayudarla que viera a sus perros y que llevara cámaras al lugar. Intenté asesorar su imagen porque creía en ella. Intenté hacerla ver real. Hacerla conectar con la gente. Intenté que demostrara que sus perros «secuestrados» le interesaban hasta las lágrimas. Y quien me conoce sabe que en eso soy un profesional. Y como profesional, le ofrecí mi ayuda, sin costo alguno. Pues como a todos, me preocupaban sus perros. Pero a diferencia de muchos, en vez de preocuparme en el tema decidí ocuparme en él.
Fue así que la contacté. Y una vez en comunicación directa, le pedí que subiera fotos y nombres de cada uno de sus perros a las redes y no lo hizo, subió unos cuantos, pero no todos, seguramente porque ni siquiera ella sabía cuántos perros en realidad tenía. Por petición mía acudió al lugar donde tenían retenidos a sus canes (ilegalmente desde luego, pues no eran instalaciones adecuadas ni propias para decomisos de este tipo ni tampoco contaban con la atención necesaria ni personal capacitado). También se tomó el video que le pedí en el lugar. Afuera de este. Y una vez que el video se difundió en redes, su popularidad subió de unos 3,000 seguidores a más de 100 mil. Por todos lados se oía de ella. Las entrevistas en radio y TV ya no serían dificiles de conseguir. Y después ¡zas!, se desaparece casi dos semanas sin que nadie sepa nada de ella. Ni siquiera yo que la apoyaba. Las entrevistas en medios se fueron al caño. Desdeñó cualquier oportunidad. Y sus perros seguían ahí. Rompió relación con su veterinario, con su primer abogado, con su segundo abogado y a saber con quién más (desde luego yo también rompí relación con ella ante su actitud ingrata). Muchas personas le ofrecieron ayudarle y les pintó violines. Y a su entender y decir, todos ellos la traicionaron, o por lo menos eso piensa su gente cercana.
En fin. Mi empatía por el bienestar de los animales me generó una gran pérdida de tiempo y frustración al intentar ayudar a Dora, pues no puedes ayudarlos a ellos sin que Dora ponga de su parte. Y no puso de su parte. Yo no vi esa respuesta. Aún así Dora para muchos es hoy un ícono, para otros una víctima del sistema, para otros un ejemplo a seguir. Para otros tantos una causa por la cual luchar. Para otros más un escaparate de protagonismos. Desde luego muchos han hecho de ella una marioneta de tema político que ha servido para desprestigiar al de por sí ya desprestigiado Graco y a sus secuaces. Sin embargo, mientras tanto, las verdaderas víctimas están ahí. Los perros.
Por cierto, leí la carta petitoria para la firma. Y me parece que sigue omitiendo cierta información. La percibo políticamente tendenciosa pues desde luego, el objetivo no debería perderse: Recuperar lo vuelto a perder que ya se había recuperado y por uno u otro motivo se volvió a perder… LOS PERROS. Recuerdo un refrán que dice: “Si me la haces una vez es tu culpa… si me la vuelves a hacer…la culpa es mía”
Si pudiera aconsejar a Dora (que no se dejó), le sugeriría 4 cosas básicas:
1.- Dejar de atacar tanto a Graco Ramírez y al gobierno de este, y enfocarse en la recuperación de los animales, pues mientras sigan usando el caso de los perros para denunciar políticamente a Graco y su gobierno (lo cual desde luego no se hace con palabras de Dora pues no posee los conocimientos ni la información necesaria para ello), lo único que gana su causa son enemistades políticas, judiciales y oficiales, y lo que deberían hacer por el bien de los animales, es negociar, y quien sabe negociar, sabe que esa palabra incluye a veces negociar con el enemigo o con el opresor. Y para negociar hay que cumplir lo que se ofrece. Una tregua no le caería mal con el estado y con el gobierno, pues si sigue permitiendo que la manipulen para discursos políticos y desprestigio de personajes más poderosos que ella misma, sus perros seguirán como rehenes, o algo peor, solo por no ceder. Es tan simple como un matrimonio mal avenido o descompuesto. O se ponen las pilas y llegan a acuerdos, o los únicos que sufrirán las consecuencias de los rencores adquiridos serán los hijos. ¿No se dan cuenta? Quieren pelear una guerra sin fin en redes sociales cuando lo que deben hacer es llevar el caso a los juzgados por la vía legal a través de acuerdos y particulares, y en caso de existir injusticias, entonces exhibir las pruebas, testimonios y los documentos que amparen la verdad en medios masivos y redes sociales. Pero, si no muestra los acuerdos que aparentemente no le han cumplido, todo queda en chisme.
2.- Hay cuatro tipos de personas principalmente con las que jamás se debe uno pelear: El abogado, el médico, el confesor y el mesero y/o cocinero. Ojala hoy pueda mantener buena relación con su abogado, para que la saque de la bronca. Con su veterinario para que vigile la salud de sus animales. Con quien atiende y vigila a sus perros y les da de comer y tomar agua. Pero ahora, más que nunca, debe mantener ecuanimidad con quien tiene el poder y se los puede devolver. La relación con ellos debe ser cordial. Debe estar bien con los de cerca y con los protagonistas de todo este enredo, amigos y enemigos, no con la gente que le aplaude en redes sociales sus insultos a Graco. Esos no la van a ayudar en nada. Porque no les interesa más que el chisme o una participación efímera en un comentario. Hoy debe acatar lo que le sugiere su abogado y confiar en este, desde luego suponiendo que lo ha elegido bien y no es otro más que por berrinche o desplante se aleje de usted. Debe lograr que su veterinario vea y pueda acercarse legalmente a sus perros y revisar lo que le indica este en torno a la salud de los mismos, proporcionando usted los medicamentos necesarios para su salud y presentando un reporte a las autoridades por escrito de cualquier necesidad especial que requiera alguno de ellos o cualquier anomalía que detecte; por Escrito y ANTE LA AUTORIDAD, PARA QUE QUEDE REGISTRADO EN EL EXPEDIENTE. De oídas nada. Pero también debe cumplir con lo que le indica la autoridad (dentro del rango de justicia y legalidad), y no debe descuidar que sus vecinos también tienen derechos, y poner atención en la observación y vigilancia de la atención y calidad de vida de sus animales tanto dentro de donde están actualmente como dentro de su casa, aunque alguien le sugiera que haga berrinche ante las autoridades y no se presente a verlos como forma de protesta. Esa es una actitud y una posición irresponsable. Pues si usted hace eso y se tratara de un niño, no merecería ser su madre. Si usted deja de ver a sus animales como estrategia de mercado, no merece ser su tutora. Usted debe estar al pendiente de sus animales y punto. Se ponga enfrente quien se ponga. Si fueran míos, los vería a diario, y rogaría para que me permitieran hacerlo. Y haría lo que fuese para ello.
3.- Se gana más practicando la empatía y untando miel que alimentando el ego, generando odio y haciendo berrinches. Deje la política a los políticos y a los analistas políticos y enfóquese en recuperar y atender a sus perros. Deje de dar cifras de delincuencia o estadísticas de como está el Estado en manos de Graco Ramírez. Todos sabemos lo que está mal… bueno, no todos, pero los que no lo saben tampoco les importa, descuide. Su campaña debe ser para recuperar a sus perros, no para desprestigiar a Graco. Deje de hablar de ecocidios en la zona y deje todo aquello que no tenga que ver con recuperar a sus perros. Enfóquese en sus perros. Deje de hablar mal de los cuidadores que tienen sus perros, aunque sean gandallas. Lo único que logra es malestar y desquite. Gánese a los cuidadores. Ofrézcales dinero. Lléveles una torta, un refresco. Extiéndales la mano. Caiga bien. Haga amigos, no más enemigos. Es por el bien de sus perros, no de su ego.
4.- Pida con asertividad lo que necesita y responda a quienes le ofrecen ayuda. Mucha gente desea ayudarla, pero no sabe cómo, y cuando le escriben tampoco obtienen respuesta. Sea asertiva con sus necesidades. Aprenda a pedir para obtener justamente lo que necesita. Puede lograr mucho.Si lo que desea son sus perros a su lado, informe lo que necesita directamente. Puede más un tiro certero al blanco que un escopetazo a ver si le da (me refiero a una Diana, a un tiro al blanco, para que no empiecen a criticar estúpidamente los pseudo-protectores tachándome de cazador) como llega a suceder por cualquier comentario en sentido figurado, como decirle borregos a los que no piensan y creer que se está insultando a los animalitos de a lana. Sentido figurado.
Un quinto consejo. Si sus asesores no le han dicho nada de lo anterior, cambie de asesores. Aunque lo más probable es que estos consejos jamás lleguen a usted. Ni hablar. Por eso no hay nada peor para alguien que se presenta ante la opinión pública que tener un mal asesor o consejero.
Por cierto, a quien redactó la carta para recabar firmas, le sugiero leerla nuevamente y corregir una barbaridad ofensiva para muchos hombres y mujeres luchadores en pro de los derechos humanos que han sido aprehendidos como presos políticos. Dice… “Llama la atención que la visita a los animales se haya hecho en condiciones que recuerdan el trato dado a presos políticos, como si los perros fueran unos terroristas”.
Mi pregunta al respecto es: ¿Acaso quien redactó la petición piensa que todos los presos políticos son terroristas? No hay que confundirse, son dos cosas diferentes. Muchos presos políticos son y han sido sobresalientes defensores de los derechos humanos, no terroristas, aunque se les confine en condiciones deplorables. Tal vez bastaba con explicar las condiciones en las que se encontraron los animales sin poner comparaciones amarillistas que no vienen al caso. A los presos políticos muchas veces se les tortura, y a los terroristas también. ¿Se han detectado indicios de tortura en los perros de la señora Dora? De no ser así, la comparación es exagerada y tendenciosa. De ser así, exhiban el hecho con pruebas. Ojala lo corrijan, por el bien de la credibilidad de la carta, pues hay que recordar que aunque la carta esté escrita con buenas intenciones para ayudar a Dora en la recuperación de sus canes, también pierde credibilidad cuando se expresan falsedades o se emiten exageraciones. Recuerden que “de buenas intenciones están llenos los panteones”, por lo que alguien “bien intencionado” también debe ser alguien “bien capacitado”.
Justamente son esos los errores de comunicación que yo pretendía corregir de Dora y su equipo… por sus perros. Y aunque mi asesoría cuesta una lana, a ella no le iba a costar ni un centavo. Ni hablar. La desaprovechó como desaprovechó la ayuda de muchos otros que yo conozco.
Ahora que expliqué los motivos, seguro entenderán por qué no quiero saber más de Dora. Ojala sus perros encuentren la paz en un buen hogar, con ella o en otro lugar. La causa son ellos. No lo olviden. No Dora. Y ya no me etiqueten ni consulten más al respecto en mi facebook, por favor, se los ruego. Así como también les pido que ya no me envíen mensajes por twitter, whatsApp y menos a mi correo personal informándome del caso o solicitándome apoyo para el mismo. En su momento intenté ayudar. La ayuda se desaprovechó y el asunto para mí ya quedó atrás. Si desean hacer algo o dar ideas, no me lo informen a mí ni me pidan los datos personales de la señora; pónganse en contacto directo con ella a través de sus propios canales o de su propia gente.
Muchas gracias.
Juan Carlos Poó.