¡Cultura Tradicionalmente Vergonzosa!
Por Juan Carlos Poó
Hay tradiciones hermosas y otras verdaderamente barbáricas y vergonzosas, pretextadas en lo religioso y avaladas y promovidas no solo por los mezquinos intereses políticos, comerciales y derivados turísticos, sino también, para variar y no perder la costumbre, por la tan desgastada iglesia católica y algunos de sus miserables padrecitos populacheros.
Resulta verdaderamente inexplicable e inentendible cómo puede, uno de los proclamados patrimonios culturales de la humanidad -tan bello de por sí-, ser precisamente el que ostente una de las tradiciones más estúpidas, degradantes, ignorantes y con menor cultura de respeto por la vida.
Claro, sabemos que la barbarie forma parte de las culturas en todo el mundo y los circos de dolor y sacrificio a través de los tiempos han servido para apaciguar no solo a “los dioses” y los ídolos de barro -perdón por la Candelaria que es lo mismo-, sino mayormente satisfacen la pequeñísima mente de las masas enardecidas, desde luego promovidos por grandes intereses políticos y económicos.
Hay que preguntar a los dueños de Televisa cuánto invirtió esta empresa en la reconstrucción después de las inundaciones de 2011 o por qué le han dado tanta promoción a ese denigrante espectáculo.
Y preguntar también a la Secretaría de Turismo y a la Secretaría de Educación Pública, preguntarles si… ¿acaso ese tipo de tradiciones deben ser culturalmente aceptables en la actualidad o se deben dejar atrás como parte del acerbo histórico y cultural de una sociedad evolucionada y más consciente y noble con el mundo que le rodea? ¿Acaso eso no atraería más turistas e inversionistas inteligentes a un país inteligente? O lo que queremos atraer es pura mierda de gente perversa, ignorante y estúpida. Esa la hay en todos los países.
Creo que, mientras en México y el mundo sigamos siendo indiferentes espectadores, o promotores “culturales”, o seguidores, o inversionistas, o visitantes, organizadores, publicistas, o tengamos algo que ver o no tengamos nada que decir respecto a este tipo de tradiciones en las que el ignorante piensa que el sufrimiento de los animales lo librará de la ira de Dios, no podremos ser intelectualmente superiores a esos animales, ni moralmente merecedores del perdón “divino” que tanto anhelan los pobladores, ni socialmente merecedores de un país y un mundo civilizados. Avalando estos espectáculos seguiremos con sociedades tan jodidas como las que vemos, sabemos y conocemos de todo el mundo a través de los mismos difusores de estas fiestas: los noticiarios y los medios de comunicación masiva en general, que son controlados también por los mismos vulgares intereses.
Para quien desconoce
¿Qué es el Embalse de Toros de Tlacotalpan, Veracruz.
En muy pocas palabras, se los explico así, sin irme a lo histórico tradicional cultural que es pura basura sino a lo evidente que es lo actual.
Es la fiesta de la Candelaria (otra más de las 100,000 representaciones de la que desde pequeño me enseñaron en clases de catecismo que era además de Virgen, una sola, y que se llamaba María). En fin, es la fiesta del pueblo (ciudad). Se celebra si mal no recuerdo el 2 de Febrero de cada año.
Agarran, por decirlo de manera tan vulgar como lo hacen, o cojen, más vulgar todavía, si no me equivoco 8 toros cebús, (nada agresivos por cierto pues esa raza de toro es muy pacífica) que son cruelmente sometidos y a punta de madrazos y amarrados a unas embarcacioncitas donde van varios pobres pendejos que son los “hombrecitos valientes” mismos que a los toros los obligan a atravesar el río Papaloapan jalándolos con cuerdas, estresados, nerviosos, mujiendo sin saber qué pasa, alarmados y tragando agua desaforadamente, es decir, torturados física y psicológicamente. Llegan a morir. Las fotos que muestro a continuación lo corroboran.
El espectáculo es una mierda para gente de mierda.
Bueno, ya que llegaron a tierra, los dizque sueltan (pues aún traen cuerdas), para que la masa enardecida y sin control – algunos, los más “machos”, completamente apendejados por el alcohol- los muelan a palos, picotazos, puñetazos, manazos, patadas, pedradas y uno que otro “valiente” los queme con cigarros o encendedores, y no falta el maricón (entiéndase como cobarde traidor) que saca una navajita para lastimar más a los animales y está también el pendejo (y pendeja para que no se ofendan las feministas) que lo ve y le aplaude. La masa grita y grita, y corre alegremente drogada por la euforia de la tortura. Muy cultural y culto ¿No creen?.
Los toros mugen.
La Candelaria desde luego se siente orgullosa de sus veneradores.
El capellán de la iglesia y los demás “padrecitos” están satisfechos.
El mayordomo de la fiesta no cabe en sí de alegría.
La masa desde luego se quedó con ganas de más desmadre y tortura.
Los turistas extranjeros, mirones y sin conciencia pero con mucha perversidad, ríen y gozan, y como ya traen sus chupes están a toda madre y sienten que México es chingón cuando se trata de divertirse jodiendo animales, (aunque cuando llegan a sus países dicen que México es un pueblo “Bárbaro” pues lo único que conocen de aquí son esas tradiciones y gente pinche).
Los turistas mexicanos, se sienten “orgullosos de sus tradiciones culturales”.
Otros toman fotos y se convierten en cómplices e inútiles espectadores que piensan ¿qué pueden hacer ante una masa perversa en donde si dices algo te linchan?
Los más conscientes, compasivos y humanitarios sufren en silencio la agresión.
Digno espectáculo para gente como ellos.
Bravo Sr. Presidente Municipal, Bravo, Sr. Gobernador, Bravo, Sr. Presidente de la Nación, Diputados y Senadores por su aprobación de siempre.
Pensaba que las pasadas inundaciones catastróficas de 2011 que se llevaron el pueblo y donde estuvieron a punto de irse a la chingada todos sus habitantes habrían sensibilizado un poco a los Tlacotalpeños y les harían ser más compasivos, así como darse cuenta que torturar animales no evita las catástrofes naturales pero, por lo visto ustedes, arcaicos y retrógrados aborígenes siguen pensando, si es que piensan… “A lo mejor con la fiesta de hoy ya no se vuelve a inundar”.
“La cultura de un pueblo se mide por su trato a los animales etc., etc., etc.,…”
No lo dijo primero Benito Juárez, como patrioteramente se afirma en México, sino alguien mucho antes que él. No saberlo denota poca cultura. El embalse también demuestra poca cultura. Y los políticos que tenemos también.
Mientras las leyes de protección a los animales sigan excluyendo este tipo de “fiestas tradicionales”, y mientras los legisladores sigan siendo unos verdaderos animales, seguiremos siendo un pueblo cultural y moralmente jodido. Y tampoco lo dijo ni Don Benito ni el otro…¡ESO LO DIGO YO, Juan Carlos Poó!.
Fuera de aforismos, gracias por la lectura.
Anexo del 03 de Febrero 2015
Carta enviada por un servidor al Gobernador de Veracruz, Sr. Javier Duarte el 03 Febrero 2015:
Es una pena que no logre percatarse del repudio general de la sociedad hacia esta celebración.
Como político profesional le sugiero revisar los «datos duros». Haga un cálculo de la gente que está en contra del maltrato que sufren esos animales durante las festividades. Incluya a los extranjeros que llegan a sus países y hablan sobre el hecho. Incluya las publicaciones en medios masivos. Incluya las publicaciones en internet y los comentarios en redes sociales. Haga un balance entre los llamados «protectores de animales» y los protectores de la fiesta. Localmente tal vez le convenga no realizar ningún cambio. Entonces será un político local. Socialmente, le recomiendo hacer lo que esté en sus manos por lograrlo.
Soy publicista y asesor. Por experiencia en campañas políticas le aseguro que hoy las cosas no son como ayer, y que una gran cantidad de electores está en contra del maltrato de los animales. UNA GRAN CANTIDAD. Sus asesores le podrán dar cifras. Y los políticos que avalan la tortura son políticos sin futuro.
Es usted muy joven, creo que está en buen momento de asegurar un futuro digno, recto y honesto en su carrera política y extender esta a algo más que Tlacotalpan y a algo más que Veracruz. Tome decisiones coherentes.
Hoy Tlacotalpan está en la mira de muchos, como cada año. Y lo que se ve no se admira. Y su nombre está ahí. Revise los datos. Las tradiciones pueden ser hermosas, limpias y admiradas. Solo hay que quitarles las manchas de maltrato a los animales y listo. ¿Es una fórmula difícil para un buen político? Yo pienso que no. ¿Y usted?
Juan Carlos Poó
Anexo del 26 de Febrero del 2016
Aporte de la página de facebook Unidos Contra El Embalse De Toros En Tlacotalpan Veracruz
El momento trágico del día ocurrió con el tercer toro. Su traslado se realizaba sin contratiempos, pero el animal no daba signos de vida desde antes de llegar a la orilla del río, incluso un caporal realizó esfuerzos sobrehumanos para sacar su cabeza del agua.
Los responsables del embalse del ejemplar, se miraban unos a otros. La multitud se levantó de sus lugares a la expectativa de lo que ocurría con el toro, el cual ya no logró alcanzar la orilla por sus propios medios.
Los caporales soltaron las reatas mediante las cuales guiaron al animal a cruzar el río Papaloapan; otros jóvenes desde tierra firme auxiliaron en las tareas de salvamento al jalarlo a la orilla. El ejemplar permaneció inerte.
La multitud dedicó una rechifla a los caporales al percatarse que el toro murió en el embalse; otros les gritaron “inútiles”, “putos”.
Un joven se subió a la panza del animal para brincar y tratar de que expulsara el agua que tragó durante el embalse, pero todo fue inútil.
El silencio se hizo presente en esa zona del embarcadero. Al final, los caporales regresaron al animal muerto a la orilla desde donde lo trasladaron inicialmente.
Los tlacotalpeños pidieron a los representantes de los medios de comunicación no difundir la noticia de la muerte del animal, ya que traería el desprestigio para la fiesta e incluso su cancelación.
No obstante, la fiesta continuó con el arribo de otros tres toros, quienes provocaron que la multitud huyera despavorida a resguardarse para evitar ser embestida.
Ríos de cerveza, torito y whisky fueron consumidos por jóvenes y adultos que participaron en el embalse.